jueves, 24 de marzo de 2011

¿Por qué busca Francia el liderazgo en la operación libia?

Sarkozy parece llevar la batuta en las decisiones políticas sobre la operación “Odisea del Amanecer”. Lidera encuentros internacionales, es el primero en atacar y los miembros de su gabinete comparecen públicamente más que cualquier otro aliado.

“Los estadounidenses, escépticos sobre el liderazgo de Francia” titula Le Figaro un artículo dedicado a los desacuerdos en la coalición internacional sobre quién debe llevar el mando político de la operación en Libia, un mando que está provisionalmente en EEUU y que Washington quiere traspasar cuanto antes. Acompaña al artículo del diario francés una foto de Nicolas Sarkozy en primer plano, sonriente, y Barack Obama observándole con semblante serio al fondo.

Y es que Sarkozy defiende que por encima de la OTAN, permanezca un mando político que no provenga del organismo al que admite como mando militar. Francia ha convocado junto al Reino Unido a los aliados para una reunión en Londres el próximo lunes. El anuncio del encuentro vino ayer de boca del ministro de Exteriores galo, Alain Juppé: "Acabo de tomar la iniciativa con mi colega británico [William Hague] de reunir en Londres un grupo de contacto de todos los países”.

Francia toma la avanzadilla

Lo cierto es que Francia ha tomado la delantera en toda la intervención internacional. Fue el primero en reconocer a los rebeldes libios como un "interlocutor válido". Luego lideró la petición de la zona de exclusión aérea ante el Consejo de Seguridad de la ONU junto con el Reino Unido.

Cuando finalmente se dio luz verde a esta medida, Sarkozy convocó y acogió la cumbre internacional de París en la que los jefes de Gobierno o altos representantes de países europeos, árabes y figuras altamente influyentes en la diplomacia internacional como el secretario general de la ONU, Ban Ki Moon, y la secretaria de Estado de EEUU, Hillary Clinton.

Nada más salir de la reunión internacional, el presidente galo anunció que los cazas franceses ya estaban vigilando el cielo y la zona de exclusión aérea sobre Bengasi. Fueron los primeros en abrir fuego.

Pero, ¿cómo es que Francia ha tomado las riendas en una misión internacional que oficialmente lidera Estados Unidos mientras los aliados consiguen ponerse de acuerdo en quién es el jefe?

Cuestión de imagen

Gadafi aseguró antes de que la ONU aprobara la propuesta de zona de exclusión liderada por Francia y Reino Unido que su régimen había financiado la campaña electoral de Nicolas Sarkozy, hecho desmentido enseguida por el Elíseo. ¿Casualidad o la gota que colmó el vaso para la intervención de Francia? Por entonces, Sarkozy ya había realizado los primeros pasos y estaba decidido por entonces a aplicar una zona de exclusión aérea que aprobara Naciones Unidas.

¿Entonces? La imagen de su Ejecutivo ya había salido mal parada tras saberse que su ministra de Relaciones Exteriores había hecho turismo con la financiación de personas cercanas al dictador ahora derrocado de Túnez. Además, Michelle Alliot ofreció ayuda al régimen de Ben Alí para controlar las protestas cuando éstas comenzaron. De hecho, Alliot acabó dimitiendo.

Cuando Sarkozy escuchó en las Naciones Unidas al embajador de Libia ante el organismo pidiendo la intervención internacional, el presidente galo cogió la sartén por el mango, según Le Figaro.

“Tenía en la cabeza (…) el inoportunismo repetido de su ex ministra de Relaciones Exteriores”, apunta el diario francés. “No había digerido que los diplomáticos denunciaran en una tribuna la desaparición de la ‘voz de Francia’”.

Y es que casi un mes antes, un grupo de diplomáticos había publicado un comunicado en el diario Le Monde titulado “La voz de Francia ha desaparecido del mundo”. Sarkozy no parece estar dispuesto a ello.

Ventajas geoestratégicas y económicas

El analista de política internacional y profesor de la Universidad Europea de Madrid, José María Peredo, opina que hay muchos más factores a tener en cuenta: “Lo que persigue Francia a medio plazo es posicionarse como potencia global, al mismo nivel de influencia que Estados Unidos, Japón, Francia o las potencias emergentes como Rusia o Brasil”.

¿Pero por qué ahora? “Oportunismo cargado de razón de Estado”, resume Peredo. “Por condiciones geoestratégicas y económicas: es más barato y fácil intervenir [en Libia antes que en otro país más lejano] y también es muy importante la influencia histórica de Francia sobre el mundo árabe. Así lanza una advertencia a la región sobre la posible desestabilización de la zona [donde además tiene importantes intereses económicos] y lucha contra ella, además de prevenir una mayor inmigración”.

El polítologo Alfredo Crespo también opina que las relaciones históricas de Francia con el Norte de África han sido decisivas y apunta al carácter de Sarkozy: “Siempre ha huido del relativismo y ha sido una persona que toma decisiones además de un político de convicciones”. Además, Crespo recuerda que Francia siempre se ha erigido en Europa como la gran “valedora de la democracia”, un papel que ahora buscaría trasladar a sus viejos aliados árabes.

“Otro factor decisivo ha sido el papel del nuevo ministro de Exteriores Alain Juppé”, añade The Economist en un artículo reciente. Juppé fue primer ministro de Francia durante dos años, de 1995 a 1997, y justo antes ostentó ya la cartera de Exteriores con Jaques Chirac durante dos años, además de haber ostentado diversos cargos públicos tanto en París como en la Unión Europea. En su blog personal Juppé, justifica la intervención de Francia en Libia diciendo que “será un honor para Francia haberlo intentado todo para conseguir [acabar con la dictadura de Gadafi”.

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