sábado, 23 de abril de 2011

Democracia: Tema Para La Reflexión

Por Domingo N. Cánepa
Todos los años electorales han significado motivos para hacernos un análisis de la política, como doctrina elemental para el sistema democrático.
Se puede afirmar que la historia política en la Argentina siempre fue complicada, desde los años 1860 en adelante la famosa oligarquía regenteada por Mitre, comenzando así el liberalismo, mas tarde convertido en el partido conservador, constituían las fuerzas políticas, lo que mas tarde fue la triple alianza. Mitre adopta la denominación de Gobernador de Buenos Aires, con autorización para ejercer el poder de Ejecutivo Nacional, lo cual ya no sería discutido para que este llegara a presidente.
En la década siguiente hace su aparición el Dr. Abogado Leandro N. Alem, (1842-1896), fue Diputado, arduo rival de Juárez Celman, tal fue su adversidad que encabezó la sublevación de 1890. Fue fundador del partido político Unión Cívica Radical.

Gran orador, se destacó por sus discursos encendidos y su gran elocuencia, sus idas claras y bien definidas, echaban por tierra cualquier tipo de alianzas, teniendo como lema los ideales debían ser los únicos medios para convencer a la ciudadanía, constantemente repetía que de nada servía predicar se no se mantenía una línea política.
El radicalismo se caracterizó por su conducta y su espíritu ordenador de la sociedad, si bien era la contracara del conservadorismo, dejaba en claro la línea entre el patrón y los empleados, estableciendo sin lugar a dudas los limites, dándoles dentro de esto los derechos correspondientes.
Justo Juan Bautista, (1865-1928), fue el fundador y jefe del Partido Socialista den la Argentina, médico sociólogo, profesor y escritor de muchas obras que aun hoy se admiran.
Fue claro defensor de las clases obreras dejando muchos proyectos que mas tarde serian leyes promulgadas por otros gobiernos.
El gran estadista escritor periodista entre otras cosas, presidente de la República Argentina, Domingo Faustino Sarmiento, sostenía que las alianzas entre partidos políticas, servían a la democracia siempre y cuando estas apoyaran a resoluciones que claramente beneficiaran a la sociedad. Cuando por el contrario, estas las motiva el solo propósito de obstaculizar o minimizar el voto libre de la ciudadanía, con la sola intención de llegar al poder, deben considerarse destituyente.

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